"Yo
no estoy capacitado para ganar una beca".
"La
beca es para académicos y no aporta a mi carrera profesional".
"Una
beca dura mucho, no puedo estar tanto tiempo en el exterior".
"Ví
una beca que me interesó, ¿y ahora qué hago?".
"La
beca ¿realmente sirve para diferenciarse en el mercado
laboral?"
Aunque estos interrogantes pueden parecer muy básicos,
suelen ser los más frecuentes entre profesionales que acuden
a asesores especializados en inserción laboral.
No
trataremos aquí sobre los aspectos administrativos para
presentarse a una beca, pues quien frecuente los ambientes académicos
o recorra este portal (ver
Guía para Buscadores de Becas), tiene fácilmente
a su alcance todos los datos necesarios.
Una
beca no es un fin en sí misma, sino un hito que servirá
de apoyo para posteriores logros. Forma parte de ese conjunto
de jalones en procura de un objetivo a largo plazo, cada uno de
los cuales tiene un "antes" y un "después".
Entonces, cuanto más temprano se comprenda la necesidad
de esos "antes", mejores serán los resultados
"durante" y "después".
Una
beca, un posgrado, un master, una residencia, se logran preparándose
con la suficiente antelación. Nunca se obtienen de
la noche a la mañana, o por una ocurrencia repentina. Por
ello, si de becas se trata, ya se inicia el camino desde el
momento en que comienzan los estudios secundarios (aunque
aún no se lo advierta) y sigue durante toda la carrera
profesional.
Las
excelentes calificaciones, los elevados promedios, las distinciones,
las publicaciones, los trabajos científicos, los cursos
de capacitación, la actuación en congresos o sociedades,
las prácticas rentadas, las pasantías, las residencias,
la trayectoria profesional, constituirán una ventaja competitiva
y serán antecedentes válidos para acceder a la capacitación
que brinda una beca de estudios, que servirá a su vez de
trampolín para el acceso a nuevos y aún más
completos conocimientos.
El
que mejor se preparó, mejor elige, mejor selecciona.
Conoce donde "renguea", advierte cuáles conocimientos
debe ampliar, y entonces no busca una beca, sino esa
beca.
El
esfuerzo estará desaprovechado si no se tiene la habilidad
para analizar lo que más le conviene, tomando en cuenta
sus capacidades y el campo de aplicación. Por eso, apurarse
a cumplir una beca podrá servir, tal vez, para "engordar"
un curriculum, pero no para su principal fin, que es capacitarse
para lo que realmente se necesita y que, por extensión,
se acompaña de muchas otras ventajas.
Hay becas y becas
No
todas son prolongadas, o fuera del país, ni tan exigentes.
Sin embargo, serán igualmente provechosas. Existen numerosas
variantes, tantas como disciplinas puede desarrollar el saber
humano. Las diferencias entre ellas se deben precisamente a este
último aspecto. Nunca son generalizadoras. Siempre son
para profundizar, en mayor o en menor medida, una especialización,
un área particular, dentro de una formación integral
previa.
Pero
deben recordarse siempre los conceptos anteriores. Tanto más
intensa y extensa sea la capacitación que una beca brinde,
tanto más necesario será cumplir con sus exigencias,
y más importancia tendrán los antecedentes para
obtenerla y aprovecharla.
Las
becas en países extranjeros de habla no hispana requieren
conocer el idioma. Es el inglés el más común,
aunque no el único. No obstante, un manejo fluido de esa
lengua será, por lo menos, necesario. Esto implica haberse
preparado desde tiempo atrás. No basta con conocerlo "más
o menos", pues para el trato coloquial podrá servir,
pero no para aprovechar lo que se dicta en clases teóricas
o en actividades prácticas. Por suerte, muchas becas incluyen
la posibilidad de iniciarse o perfeccionar el idioma.