El
por qué de la dinámica grupal
Ante
las búsquedas masivas de jóvenes estudiantes o profesionales
tiende a extenderse un nuevo método de selección:
las entrevistas grupales. Estas se están imponiendo por
peso propio frente a la necesidad de elegir a diez o veinte personas
entre miles de candidatos.
Cuando
las empresas toman la decisión de implementar los conocidos
programas de jóvenes profesionales, trainees, prácticas
rentadas, becas, pasantías o cualquiera sea la denominación
que se les adscriba, es frecuente que reciban entre 900 y 1800
curriculum, según sea la amplitud de la convocatoria.
Es
decir, desde el punto cuantitativo, utilizando el proceso habitual
de selección individual, sería imposible mantener
una línea de trabajo prolija y profesional, cuando se debe
atender y satisfacer las múltiples exigencias de un proceso
de tal magnitud y en un breve periodo de tiempo. Más aún,
si se tiene en cuenta que los funcionarios de línea, pertenecientes
a las gerencias demandantes, también deberían realizar
una gran cantidad de entrevistas para elegir a los finalistas
y efectuar el natural intercambio de información con sus
colegas del área de personal.
Otro
motivo para aplicar la dinámica de grupo en los procesos
de selección tiene que ver con la actual tendencia de trabajo
dentro de las empresas. Las exigencias de socialización
se hacen cada vez más evidente en los distintos niveles
de la organización, desde el comité de fábrica
en donde los operarios discuten los problemas vinculados con la
calidad, productividad, y mejoramiento de las condiciones de trabajo,
hasta los comités de gerencia donde los máximos
dirigentes analizan la estrategia a seguir para enfrentar exitosamente
las exigencias de un mercado cada vez más competitivo y
reducido, ponen de manifiesto cuáles son los atributos
dominantes en las conductas de los nuevos empleados.
Esta
metodología orienta a los postulantes a trabajar en grupo
desde el inicio de su vínculo con la compañía,
tal como deberían hacerlo a partir de su ingreso a la misma.
Trabajo
interdisciplinario
La
dinámica de grupo implica que los jefes y gerentes,
lejos de recibir a los postulantes seleccionados, deben estar
presentes en el desarrollo de las actividades grupales, lo
que enriquece la toma de decisión y aporta un mayor nivel
de confiabilidad. En última instancia, son ellos quienes
saben mejor que nadie cual es el perfil laboral de los jóvenes
que mejor se asimilarán a su área de trabajo y tienen
el derecho de elegir entre un grupo de jóvenes capaces
y habilidosos.
La
incorporación de profesionales de distintas áreas
al equipo de evaluación, jerarquizó el proceso de
selección y le dio una nueva dimensión. Implica
trabajar para aunar criterios, clarificar la estructura de valores
de la empresa, definir el estilo del joven que mejor se adapte
a la cultura vigente, generar los espacios para el entrenamiento,
clarificar los roles a asumir y construir los casos de estudios
que sirvan de disparadores a la actividad grupal.
La
experiencia de una década de trabajo aplicando técnicas
de dinámica de grupo en la selección de jóvenes,
me permite afirmar la utilidad de las mismas. No obstante, debe
enfatizarse que para lograr éxito en su aplicación
se requiere de un conocimiento muy especializado, suficiente experiencia,
y fundamentalmente una actitud de equilibrio y humildad personal
en quienes la aplican.
Secretos e intimidades de la dinámica de grupo
La
aplicación de esta técnica se basa en la necesidad
de generar un ámbito propicio para la interacción,
que facilite la observación de las conductas que emergen
cuando un grupo de personas comparten un tiempo y un espacio determinado,
en el cual deben proceder al análisis y resolución
de problemas.
Las
personas que conforman este pequeño grupo de trabajo están
sujetas a un doble sistema de tensión, el originado por
las fuerzas que surgen dentro del mismo (que ponen en juego su
templanza y madurez emocional) y aquél que emerge de la
relación entre el grupo y quienes se abocan a la observación
del mismo (ubicación en el contexto normativo y de valores
que profesa la empresa)
En
el primer caso, el cumplimiento del objetivo asignado genera determinadas
reacciones entre los miembros del grupo que facilitan o dificultan
la tarea en común. Como en toda reunión de gente
que no se conoce, sus integrantes deben comenzar a establecer
un código común que facilite la libre expresión
de ideas. Este momento inicial les permite comprender cuál
es la actitud de cada uno frente al otro, y del grupo como un
todo.
El duro comienzo: Ni dinámica ni grupo
Al
inicio de la actividad y como producto de una estructuración
precaria como equipo, cada postulante siente la necesidad de
reafirmarse como persona, atendiendo más a sus propias
ideas que a las de sus colegas.
Esta
es una etapa de "afiliación", donde el
objetivo es individual y el grupo no se percibe como tal.
La
ambigüedad e imprevisibilidad de las conductas y la falta
de roles definidos, enfrentan a cada persona ante el problema
de controlar la ansiedad y procurarse una situación de
equilibrio emocional que no trabe o dificulte su interacción.
Es frecuente que se aprecien conductas de temor o huida que obligan
a centrar la atención tanto en las reacciones individuales
como en el éxito de las mismas. Si bien hay un objetivo
común, éste no se percibe y suele dificultar la
marcha hacia la resolución del problema planteado.
Distensión y mayor conciencia de grupo
Lentamente
el grupo va progresando hacia una etapa de "pertenencia",
donde comienza a percibirse más nítidamente como
una unidad a través de la clarificación de las líneas
de fuerza que se dan en el mismo. El tipo de contribución
de cada uno se pone más en evidencia y la tranquilidad
y distensión comienza a notarse en la forma de encarar
el trabajo. No obstante, todavía no se puede obtener un
resultado grupal porque siguen primando las visiones parciales
y las actuaciones individuales.
Se
comienza a percibir que la reafirmación de los criterios
individuales atentan contra la adecuada realización de
la tarea y el grupo comienza a hacerse más permisivo, hacia
las ideas de sus miembros, aceptando con mayor flexibilidad las
contribuciones que tienden a la efectiva resolución del
problema planteado.
El grupo en acción
El
progreso hacia la etapa de "contribución",
genera una sensación de satisfacción y un sentimiento
de "nosotros" que facilita una apertura mental y
un libre fluir de conceptos que permite a aprovechar sin miedo
ni reservas las buenas ideas de cada integrante.
El
conocimiento y la claridad que se tenga del tránsito por
cada una de estas etapas, permite a los observadores grupales
seguir el procedimiento, sin sobresaltos, ni desesperanzas innecesarias.
Sólo se necesita tiempo y paciencia para que el grupo se
estructure como tal y aporte lo mejor de sí para cumplir
con el objetivo que se le asigne.
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