Es Directora del Instituto ICEA, donde se dicta la carrera oficial de Grafología. Estudió la disciplina en Francia  Es vocal del Colegio de Graduados en Grafología de Argentina y co-autora del libro “Colón, Gardel y Picasso, una travesía grafológica”.

“La Grafología es una ciencia que se basa en una técnica proyectiva gráfica. Es una manera de abordar la personalidad de un sujeto a través del estudio de sus rasgos escriturales”.

“A partir de la interpretación de ciertos signos gráficos, vamos a tener presente a la persona aunque no lo esté.  Pero se tiene que cumplir una instancia de convergencia  y  recurrencia: sólo porque un signo se presente en determinada escritura no lo podemos interpretar con una característica determinada, sino que tiene que haber muchas coincidencias, se tiene que repetir”.


“Se estudian los diferentes planos de la letra y otras características como por ejemplo la barra de la ´t´ o la parte interior de la letra ´g´. Además, nos interesa cómo aborda el sujeto el espacio gráfico en cuanto a márgenes en una hoja, cómo coloca la firma con relación al texto que escribió, si la letra es más pequeña o más grande, qué clase de mayúsculas hace. Con esta técnica se puede valorizar ´moral y honestidad´ cosa que en ningún otro test proyectivo lo podemos evaluar”.

“En general, cuando la gente ve que se pide carta manuscrita en un aviso lo primero que piensa es “escribímela vos que tenés una letra más bonita”. En realidad, la letra no se evalúa por lo estético sino por lo que nos dice de la personalidad”.


“Por ejemplo, en el test del árbol. Como la persona tiene que escribir una historia con relación al árbol que dibujó en ese momento, tiene que hacer la escritura de puño y letra. ¿Qué evaluamos allí?. Evaluamos por ejemplo, si la persona que estamos buscando es una persona que tiene que manejar valores, que va a estar a cargo de una caja, en un negocio, en una pequeña empresa o en un banco, debe tener signos de moral y honestidad que con la grafología los detectamos con altísima precisión”.


“Por más que se tengan ciertas nociones de grafología es imposible manipular los propios rasgos: así como Freud nos habla de actos fallidos, nosotros en grafología hablamos de ´lapsus calami´ (calami hace referencia al antiguo cálamo con el cual se escribía); el inconsciente siempre trata de deslizarse y hacerse presente de alguna manera, así que es imposible que pueda ocultar ciertas características”. 

“Una firma tachada, entre otras cosas, significa que una persona está disconforme consigo misma, pero no la analizo en forma aislada. Sí el resto del entorno es positivo, seguramente voy a decidir tener una entrevista con esa persona, porque de ninguna manera la grafología debe actuar en forma discriminatoria”.

 

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